Samanta Sardón
Franz Krajnik
Probablemente muchas personas piensen en un encierro literal. Pero en esta ocasión, hablaremos más allá de cuatro paredes. A lo largo de nuestra vida pasamos y seguiremos pasando por momentos difíciles. Sabemos muy dentro de nosotros que es necesario vivirlos pues, nos vuelve más fuertes, inteligentes y sabios. Para todos es un proceso diferente. Un encierro puede ser descrito y vivido de mil maneras. Un encierro puede acompañarte segundos, días, meses o años.
Al principio es difícil darse cuenta de lo que realmente pasa. Te cuesta entenderlo. Hasta que comienzas a prestar detenidamente atención y tiempo a cada momento. Empiezas a diferenciarlos, aceptarlos, canalizarlos y tratar de curarlos. Pero, ¿Qué pasa cuando llevas encerrado mucho tiempo? ¿Qué sientes? ¿Duele?¿Qué es lo que verdaderamente pasa?
Los días se vuelven iguales. Tus pensamientos te ahogan. La soledad te envuelve. Te vas apagando. Te vas encogiendo. Comienzas a sentirte cómodo de una u otra forma y a vivir con estas sensaciones. Por momentos te gustaría hacer algo al respecto pero a veces es más difícil de lo que piensas. Te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor. Un vacío se apodera de ti. Todo a tu alrededor comienza a detenerse. Y cuando te das cuenta que ya estás sintiendo de todo, sólo queda algo por hacer. Este ensayo artístico trata de reflejar lo que es vivir en un encierro. Un encierro que nos hace sentir mucho y de todo.