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Yuri Ramirez

Ritmo de ensayo

La vida de una persona cambia radicalmente desde el momento en el que decide dedicarse a la danza. En una compañía profesional, tienes clases y ensayos todos los días; tus compañeros se convierten en tu familia y el teatro se vuelve tu casa. Aprendes a bailar feliz, cansado, emocionado, ansioso, decepcionado, con el corazón roto. Ahí aprendes que cuando la magia se va, porque es tu quinta función de la semana, te duele el cuerpo, tuviste una decepción en tu vida personal, etc., debes seguir confiando en que sabes lo que haces y que trabajaste duro para esto. Porque así es como lo hacen los profesionales. Tu vida gira ahora en torno a lo que pase después de la "tercera llamada", pero es la preparación previa (tu rutina diaria) la que te llevará hasta ese momento.
El salón de ensayos, un lugar que se podría definir como el lugar anterior al escenario, como un vientre en el que te preparas para la vida real: la función en escena. Un espacio en el que no hay dolor demasiado fuerte para dejar de bailar hasta que realmente ya no puedes bailar. Un mundo que se vive a través del espejo que todo lo ve y que todo lo juzga. Donde el cuerpo es el protagonista, pero el alma es quien escribe la historia.
He comenzado este viaje de manera profesional no hace mucho, y salir de mi pequeña academia para llegar a la compañía municipal de Lima ha sido una experiencia llena de observación, adaptación y muchas complicaciones. Decidí mostrar el lado que solo se ve cuando eres parte. Después de pedir permiso a los maestros y coordinadores de la compañía, asistí unas cuantas veces como externa al ballet para poder captar en cámara lo que he visto desde la primera clase que tomé en el Teatro Municipal de Lima en marzo de 2022.

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